Existe en él no sólo lo genético como dote natural, sino la disciplina, el estudio, la dedicación. …. Crear el pasaje requiere una habilidad prodigiosa y esto fue muy bien logrado por el joven director español. Demuestra soltura en los brazos y precisión en la marcación de los tiempos y matices.

Pero sobre todo, hay que prestar atención a la ejecución del joven director, de gran expresión e intensidad, aspectos que auguran en él un gran interprete ruso.

César Álvarez ha llevado con buen pulso, con viveza, con fluidez y desenvoltura rítmica; ha conseguido un mejor equilibrio y, con excelente respuesta de los instrumentistas, ha aprovechado con acierto la orquestación de sta partitura para progresar gradualmente en el tratamiento de la dinámica y conseguir un final lleno de brillantez.

La décima Sinfonía de Shostakovich ha resultado impactante. Sin exhibicionismos César Álvarez se ha comportado con una gran madurez para su juventud. Con la obra perfectamente trabajada y sabida ha conseguido una ejecución impecable y una versión de altura.

Rodeando de calor a la orquesta y a su excelente director, César Álvarez, director de escuela rusa llamado a hacer una brillante carrera.

En pocas palabras, se ha hecho música y se ha disfrutado haciéndola bajo la efectiva y acertada dirección de César Álvarez, que confirma día a día su alta cualificación y su estupendo trabajo.

Álvarez ha conseguido, con actitud madura, con aplomo y control, una décima de Shostakovich brillante en lo sonoro y de altura. (…)

La Orquesta Filarmónica de Siberia destaca por un tratamiento colorista de las diferentes obras, casi “feroz” en el planteamiento de su titular César Álvarez. Las versiones de las diferentes obras fueron, en líneas generales, muy ricas, matizando las diferentes atmósferas descriptivas con sutilidad y brío. O sea, con personalidad. (…)

…, ya lo habíamos visto hace años. Tiene personalidad en el podio, sabe involucrar a los miembros de la orquesta, sabe llegar al público y su calidad y preparación se traduce en una lectura acertadísima de la obras a interpretar. Muy lírico en Romeo y Julieta …, su labor también fue muy convincente en el menos brillante poema sinfónico Francesca da Rimini. (…). En la segunda parte una versión sinceramente esplendida de la 4ª sinfonía de Tchaikovsky. Muy dirigida, muy bien interpretada, sacando lo mejor de una bella partitura y consiguiendo una versión francamente óptima. (…).

Simplemente con la obertura “La Italiana en Argel” de Rossini, C. Álvarez demostró inmediatamente el lado fuerte de su orquesta; perfecta conjunción, sonido flexible desde los staccatos al sonido lleno de la cuerda, maravillosas maderas y metales, en definitiva, la capacidad técnica de cada uno de los músicos.